Monique ha vuelto

Wednesday, September 01, 2004

Había anunciado que compartiría aquí algunos fragmentos del libro '¿Qué le hicieron a mi país, man?' de Michael Moore (quien por cierto, ahora trae a los republicanos en jaque, asistiendo como corresponsal del USA Today a la convención de ese partido en Nueva York). Afortunadamente, me encontré con lo siguiente, escrito por Sanjuana Martínez el pasado 28 de agosto para la revista Proceso, que me ayudará a seguir con mi síntesis del libro de Moore. Y dice así:

La prensa estadounidense los llama "bushismos": se trata de las "metidas de pata", furcios, gazapos o lapsus que comete con frecuencia el presidente de Estados Unidos en sus declaraciones. Y son tantos que al periodista Jacob Wisberg -uno de los analistas políticos más respetados de ese país- le han alcanzado para publicar dos libros: Bushisms I y Bushisms II.

"Al principio los empecé a juntar por diversión, pero luego porque realmente me intrigaba saber qué tipo de problema tenía (Bush) y por qué diablos decía tantas barbaridades", declara. La editorial Laetoli acaba de publicar en español 'El libro bobo de Bush (paráfrasis de El Libro Rojo de Mao), traducido por Carlos Álvarez, quien señala que encontró los gazapos en el sitio de internet bushisms.com.

Pero la primera que abordó notoriamente los problemas de Bush con el lenguaje fue la periodista Gail Sheehy, quien en un artículo de la revista Vanity Fair atribuyó a Bush "dislexia no diagnosticada", aunque Wisberg piensa que se trata de una disfunción hereditaria de su padre: "incapacidad del lenguaje específico".

Los bushismos no sólo ponen en evidencia los problemas del presidente estadounidense para estructurar sus ideas, también exhiben su falta de cultura y su simplismo para apreciar la realidad. Por su fuerte carga de humor involuntario, algunos no tienen desperdicio. Algunos ejemplos:

13 de marzo de 2002, al expresar en Washington su apoyo a Ariel Sharon, primer ministro de Israel: "No hay nada más profundo que reconocer a Israel el derecho a existir. Ése es el pensamiento más profundo... No se me ocurre nada más profundo que ese derecho".

3 de octubre de 2000, en Boston, al hablar del conflicto palestino-israelí: "Estamos totalmente decididos a trabajar con las dos partes para bajar el nivel de terror a un nivel aceptable para ambas".

25 de septiembre de 2001, en declaraciones al National Public Review: "Nuestras importaciones nos llegan cada vez más del extranjero". Dos días después lo quiso arreglar: "Tendré una política exterior orientada hacia el extranjero".

29 de enero de 2003, al referirse al ex dictador de Irak: "La guerra antiterrorista implica a Saddam Hussein a causa de la naturaleza de Saddam Hussein, de la historia de Saddam Hussein y de sus ganas de aterrorizarse a sí mismo".

14 de mayo de 2001, al fijar su posición contra la violencia: "Por cada tiroteo mortal, hay más o menos tres tiroteos no mortales. Y esto, señores, es inaceptable en América, simplemente inaceptable, vamos a tener que hacer algo.

3 de septiembre de 2001, al intentar hablar de forma coloquial para que su mensaje llegara 'al pueblo': "Si te despiden, te quedas sin empleo al 100 por ciento".

29 de junio de 2000, al fijar su postura contra el aborto: "Los Estados deberían tener el derecho a promulgar leyes e imponer restricciones razonables, sobre todo para acabar con la práctica inhumana de poner fin a una vida que, de lo contrario, podría vivir".

Y más. El 10 de mayo de 2001: "Creo que estamos de acuerdo en esto: el pasado ha terminado; 27 de septiembre de 2000: "Creo que los seres humanos y los peces pueden coexistir pacíficamente"; 17 de diciembre de 2002: "Pienso que el pueblo americano... espero que los americanos... no pienso, esperen... espero que el pueblo americano confíe en mí".

Estos fenómenos verbales también aparecen en los diálogos de Bush con personalidades de otros países. Por ejemplo: al ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso le preguntó: "¿Así que también tienen negros?" Los medios de comunicación reseñan sus incoherencias y errores: "Hay que mantener buenas relaciones con los grecios (The Economist, 12 de junio de 1999). "Claramente es un presupuesto, tiene un montón de números" (Reuters, 5 de mayo de 2000). Una de las mejoras cosas de los libros es que a veces tienen buenas ilustraciones" (US News and World Report). "Espero que los ambiciosos se den cuenta de que tienen más posibilidades de tener éxito con el éxito que con el fracaso" (Associated Press, 18 de enero de 2001).

El mayor arsenal del mundo y el botón atómico están en manos del presidente estadounidense que, a bordo del avión Air Force One, confesó el pasado 4 de junio: "Tampoco hago mucho análisis. ¿Saben? No dedico mucho tiempo a pensar por qué hago las cosas".

Demasiados lapsus. ¿Patología o simple encefalograma plano? Dean Milbank, periodista de The Washington Post, es magnánimo: "Padece apraxia, una secuela por los ataques del corazón".