AZUL CASI MORADO SE VA
Es curioso cómo apenas ayer hablaba de cómo se ha olvidado a José Dávila. Ahora no sólo eso. Algunos productores que hemos entregado no sólo nuestro tiempo, trabajo, traslado en fin de semana, compra de material para hacer de Radio Universidad una opción en el cuadrante, y por supuesto, sin recibir un sueldo, habremos de salir del aire después de años (y no pocos) de la estación.
Duele, porque Radio se lleva en el alma, sin importar dónde estemos, y por supuesto que se extrañarán todas esas experiencias, buenas y malas, a quienes pasaron junto a mí por esa cabina, desde Daniel, quien creó el espacio, Pedro Uribe, Susana García, Jaime Ortiz, Rodrigo Galicia, Karla Islas y sus palomitas de maíz, mi primo Óscar, y otros tantos más, que cada domingo tratábamos de informar, divertir, apapachar y hasta regañar a quienes nos escuchaban.
Ahí se va un pedacito de mi vida. Duele que eso no se valore. Cada lágrima que he derramado hoy por coraje, por nostalgia, por desencanto, va por Dávila, porque él nos abrió la puerta a todos, no sólo de XEUAA sino de su corazón, y saber que el olvido para algunos llegó tan pronto, lastima aquí, en el alma.
Es curioso cómo apenas ayer hablaba de cómo se ha olvidado a José Dávila. Ahora no sólo eso. Algunos productores que hemos entregado no sólo nuestro tiempo, trabajo, traslado en fin de semana, compra de material para hacer de Radio Universidad una opción en el cuadrante, y por supuesto, sin recibir un sueldo, habremos de salir del aire después de años (y no pocos) de la estación.
Duele, porque Radio se lleva en el alma, sin importar dónde estemos, y por supuesto que se extrañarán todas esas experiencias, buenas y malas, a quienes pasaron junto a mí por esa cabina, desde Daniel, quien creó el espacio, Pedro Uribe, Susana García, Jaime Ortiz, Rodrigo Galicia, Karla Islas y sus palomitas de maíz, mi primo Óscar, y otros tantos más, que cada domingo tratábamos de informar, divertir, apapachar y hasta regañar a quienes nos escuchaban.
Ahí se va un pedacito de mi vida. Duele que eso no se valore. Cada lágrima que he derramado hoy por coraje, por nostalgia, por desencanto, va por Dávila, porque él nos abrió la puerta a todos, no sólo de XEUAA sino de su corazón, y saber que el olvido para algunos llegó tan pronto, lastima aquí, en el alma.