Monique ha vuelto

Tuesday, March 07, 2006

Tanto esperar, y resulta que era algo como crónica-de-una-entrega-no-anunciada.

Todo parecía estar perfectamente listo para que la 78ª entrega de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas, AMPAS por sus siglas en inglés, se diera sin sorpresas, luego de los resultados en diversos festivales internacionales (como Venecia) e incluso los propios Globos de Oro, entregados por la Prensa Extranjera en Hollywood.

Pero parece que el negocio de los apostadores (que para todo encuentran una buena razón de poner en marcha una quiniela) se vio confundido, al entregarse los premios de una forma bastante equitativa en términos numéricos, y muy al contrario a lo esperado. Y no pondré todas las ganadoras, porque esas están prácticamente en cada página que hable de espectáculos, pero sí hablaré de algunas cosas que me parecieron extrañas, algunas que me enojaron y otras que me emocionaron. Vamos por partes.


Extraño me pareció que la Academia no quisiera nominar la canción “A love that will never grow old”, que escribió Gustavo Santaolalla para “Brokeback Mountain”, que en México llevará el título de “En terreno vedado”, que a mi parecer es bellísima. Pero yo no formo parte de la Academia, así que ni modo. Sólo tres canciones fueron nominadas en el rubro de “Mejor Canción”. Y ganó una que lleva por título "It's Hard Out Here For a Pimp" de la película “Hustle & Flow”, un rap horrendo. Extraño, muy extraño. Claro, sabían que Santaolalla no tenía quién le hiciera sombra en esta categoría, y decidieron no incluir su canción.

Pero sí se incluyó en la categoría de “Mejor Música Original”, y ahí sí que tenía un fuerte rival, como John Williams con dos películas, “Memorias de una Geisha” y “Munich”. También estaba Alberto Iglesias, que ha musicalizado muchas películas de Pedro Almodóvar. Cuando Salma Hayek –quien vaya que no es para nada santo de mi devoción- hizo el anuncio, brinqué y aplaudí, me dio gusto por el argentino, porque finalmente Latinoamérica se hizo presente en los Oscares.

Y también me emocionó una presencia más. Robert Altman recibiendo el Óscar honorífico de este 2006. Todas las palabras que dijo fueron alentadoras para quienes nos gusta lo que hacemos, porque supo transmitir la idea de que todo los proyectos que se emprendan deben ser realizados con toda la fuerza y con toda la pasión posible. Cuando dijo ‘hace poco recibí un transplante de corazón de una chica de 30 años. Si las matemáticas no fallan, me faltan todavía muchos años por vivir. Yo creo que me dieron el premio demasiado joven’.

Las ganas de vivir, los premios o reconocimientos que se obtengan en la vida, todo lo que no nos gusta, hacen de este paso por el mundo una buena razón para dejar la piel y los huesos en todo lo que nos apasione. Hagámoslo, no de a poquito, sino al cien por ciento.

Se murió. La dejaron morir. Otra vez. Qué hacer, qué decir. Nada. Sólo que todos ustedes son valiosos para mí, se los digo de verdad. Todos y cada uno se queda en mi corazoncito, que está tan apachurrado como ustedes. Ánimo.