Un autobús con vista al mar. Una vaca en una glorieta. Hospedaje de 5 estrellas. Comida fenomenal. La compra de un paraguas y caminatas bajo la lluvia. Fotos para la guía pantone. Una que otra cerveza. Un viaje al cielo -o algo parecido- jalados por cables. Y mi corazón, como desde hace casi un año, latiendo junto al tuyo. ¿Qué más puedo pedir?