7. El número de tu casaca del beis bol. Y de mi playera de voley bol en el Portugal. Y también los años que he trabajado en la Universidad, y los años que me has hecho falta. A veces, cuando estoy cenando sola en la cocina me imagino que estás ahí conmigo, acompañándome junto con la Pi. Hace una semana decidí dejar de fumar, y salvo el par de cigarros de ayer domingo, luego de la llamada de un 'influyente' a Radio, me mantengo firme en la decisión.

Si pudieras ver todo lo que he logrado, poquito a poquito. Hace mucho no uso los jeans desgarrados que no te gustaban. Ni las botas industriales. Yo sé que eso no te importaría, si me vieras ahora por enésima ocasión con mi camisa a cuadros amarrada a la cintura, serías igual de feliz que yo de verte con tu camisa de cuadros. Y tu olor a loción. Y el claxon del Fairmont. Y cuando al final la Revolución haría justicia contigo, o al menos un poco para ti, nada. La nada de un silencio ahogado por un cáncer.

No importa, todos aquí te recordamos, con ese número 7, el de la suerte para la lotería, el de los colores del arcoiris, el de los días de la semana. Sí, y el de tu casaca del beis bol con el que ibas a jugar todos los domingos y con la que seguramente enseñas a Héctor Damián a jugar y a caminar.